Hace
unos días recibía en mi correo electrónico una pregunta que me parece muy
oportuna compartir, pues creo que la duda que planteaba podría repetirse entre
algunos auditores que estén interesados en la aplicación de modelos de gestión
de riesgos. La pregunta concreta se refería a si existía alguna diferencia en
la forma de evaluar los riesgos inherentes y los residuales.
La
respuesta es negativa. No existe ninguna diferencia en la forma de cuantificar
la importancia de los riesgos, aplicándose, según los modelos tradicionales
recogidos por COSO, ISO 31.000, AS/NZ 4360, e innumerables otros protocolos de
uso generalizado, a través de dos de sus
atributos: la probabilidad de ocurrencia y el impacto.
Y
ello es así porque ambos tipos de riesgos solo se diferencian en el nivel de
control que pueda estar aplicándose en los procesos en los que estos se
visualizan, pues mientras que la valoración del riesgo residual pretende
estimar la importancia
efectiva de
la gravedad de la amenaza que estemos cuantificando, de acuerdo con las medidas
correctoras que ya se estén aplicando; en la evaluación del riesgo inherente lo
que se pretende es apreciar la importancia de las hipotéticas amenazas en
ausencia de cualquier tipo de control. Es por tanto una valoración que no se
corresponde con una situación existente, sino una simulación de la misma si no
hubiésemos aplicado los controles que estemos aplicando.
Entendida
la diferencia entre ambos conceptos, surge ahora una nueva pregunta. Si el
riesgo inherente no responde a situaciones reales, ¿cuál es su utilidad, para
qué sirve?
Desde
mi punto de vista, creo que el incidir sobre los riesgos inherentes pretende
objetivar la identificación de las distintas amenazas que puedan afectar a las
metas empresariales, pero de la forma más exhaustiva y extensa posible, y desde
una perspectiva teórica, de manera que en el mapa de riesgos que construyamos
estén representados todos aquellos peligros que pudieran
afectar a los procesos empresariales. Es decir, lo que se derivaría del
análisis de los riesgos inherentes es la seguridad de que estemos contemplando todas las amenazas que podrían
interferir en el resultado de los objetivos empresariales. Amenazas que deben
estar debidamente gestionadas, para lo cual resultará necesario dar un salto y
pasar a estimar la situación real de
estos riesgos, a través de la cuantificación de los riesgos residuales en los
procesos empresariales.
Para
ello, una vez identificados y valorados todos los riesgos inherentes, debemos
ubicarlos en los procesos donde se puedan materializar, pero, ahora sí,
considerando los controles ya existentes, lo que nos permitirá recalcular el
impacto y la probabilidad de ocurrencia esperada por dichos riesgos en los
procesos considerados, ordenándolos por su criticidad en función de su
alejamiento respecto de la tolerancia al riesgo que se haya fijado, adoptando
posteriormente las medidas correctoras que correspondan.
Esta
forma de proceder es fundamental para la actividad auditora, puesto que nos
permitirá posicionarnos objetivamente, y sin la influencia de la opinión
subjetiva de los gestores respecto de la situación por ellos estimados sobre
los procesos, decidiendo por nuestra
parte cuales de ellos son los que debemos auditar para verificar que los
controles realmente aplicados sitúan a los riesgos dentro de la zona de
tolerancia que se haya establecido.
En
resumen, los riesgos inherentes reflejan una situación irreal, la que se
derivaría de la inexistencia de cualquier tipo de control, lo que permite
identificar en forma amplia todas las amenazas que, desde una visión teórica,
podrían interferir en la consecución de los objetivos de la organización.
Jesús
Aisa Díez
24
de agosto de 2013
cual es la diferencia del uno con el otro ?
ResponderEliminarcual es la diferencia del uno con el otro ?
ResponderEliminarEl inherente podría decirse que es el inicial.. el residual se mide luego de la implementación de la estrategia elegida, es decir, es posterior
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