Como bien conocemos, el
Marco Internacional para la Práctica Profesional de la Auditoría Interna es el
documento que recoge las Normas que debemos cumplir los profesionales que nos
dedicamos a la función de auditoría interna, así como los consejos que The Institute of Internal Auditors entiende oportuno
compartir a fin de que nos familiaricemos con las mejores prácticas al uso
dentro del ámbito de la actividad auditora. Todo ello sin olvidar el Código de
Ética que debe guiar nuestras funciones
para poder conseguir la debida confianza de las distintas partes
interesadas respecto de nuestro trabajo.
Dicho Código de Ética
afecta individualmente a los profesionales que desarrollamos trabajos de
auditoría interna, así como a las organizaciones que proveen este tipo de
servicios . Motivo por el que, al efectuar las evaluaciones de calidad de las
Unidades de Auditoría Interna, no solo se verifica que existe el Código, sino
que el mismo esté asumido formal y expresamente por los diferentes miembros que
conforman, o colaboran, con dichas Unidades.
Sus principios y reglas
de conducta del Código son cuatro: Integridad, Objetividad, Confidencialidad y
Competencia, en base a los cuales
debemos ajustar nuestra actividad, pero sin olvidar que estos requisitos no son
los únicos que hemos de respetar, ya que existen otros requerimientos para ejercer
adecuadamente nuestra función, como por ejemplo: escepticismo profesional,
inexistencia de conflictos de intereses con las partes auditadas, empatía,
etcétera.
Con respecto al
escepticismo profesional, podemos señalar que es un concepto que no se cita en
ningún momento en nuestro Marco Profesional, por lo que podríamos entender que
el mismo no es requerido para ejercer nuestra actividad, lo cual consideráramos personalmente que no se
ajusta a la realidad, puesto que si partimos de la definición que se recoge en
el Diccionario de la Real Academia Española, hemos de entenderlo como: Desconfianza
o duda de la verdad o eficacia de algo. Posicionamiento que es una premisa básica que debemos
emplear los auditores al ejercer la función, sobre todo si estamos actuando en
entornos de fraudes, ya que nuestra eficacia se pondrá de manifiesto si vemos
la “botella medio vacía, en vez de medio llena”.
En
este sentido el PCAOB, que como sabemos son las siglas en inglés de Public Company Accounting Oversight Board, corporación sin fines
de lucro creada por la Ley Sarbanes-Oxley de 2002 para supervisar la calidad de auditorías externas, define el escepticismo
profesional como una ACTITUD que requiere una mente inquisitiva y una
evaluación crítica de las evidencias de auditoría, ya que ello resulta esencial
para el desempeño de cada auditoría y la consecución de auditorías efectivas.
En
palabras de su Presidente, Martin Baumann, la falta de aplicación de un nivel adecuado de
escepticismo profesional puede impedir a los auditores la obtención de pruebas adecuadas para apoyar
sus opiniones, pero también carencias de escepticismo pueden impedir a los auditores la identificación de errores materiales en
los estados financieros.
Si
bien el escepticismo profesional es importante en todos los aspectos de la
auditoría, es particularmente importante en áreas que incluyen la valoración
administrativa significativa, especialmente en las zonas con gran incertidumbre
en la medición.
Recomendaciones
que entendemos trasladables a la actividad de los auditores internos, debiendo
asumirlas íntegramente aunque no estemos
actuando en el ámbito de las verificaciones del contenido de los estados
financieros, como es el caso de los auditores externos, pues no debemos ignorar
que frecuentemente, o al menos posiblemente, en determinadas circunstancias los
responsables de los entes auditables no compartirán con los auditores toda la
información que rodea al proceso o actividad que estemos supervisando, lo que
podría conducir a la obtener conclusiones inadecuadas o valoraciones no
ajustadas a la realidad, lo que impediría sugerir recomendaciones
verdaderamente eficaces.
Adoptar
una postura escéptica,
no significa que
mantengamos un comportamiento inquisitorial, que no es deseable, y no es a lo que nos
estamos refiriendo, sino que lo que esta pretende es que profundicemos en la
razonabilidad y veracidad de los comentarios y argumentos recibidos, de forma
que podamos concluir acertadamente en las causas reales que justifique los debilidades
de los procesos auditados. Lo cual resultará imprescindible en la fase de
determinar las oportunidades de mejora que podamos aportar a las
organizaciones.
Esperando
que se compartan estas opiniones, dadas las fechas en las que nos encontramos,
aprovecharé para desear unas felices fiestas navideñas a todos aquellos amigos
que tengan la curiosidad de leer estas líneas. Un saludo.
Jesús
Aisa Díez
Madrid,
21 de diciembre de 2013
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