martes, 28 de julio de 2015

Auto-evaluación de calidad con validación independiente

Resulta obvio que la actividad de auditoría interna no solo debe incorporarse en las organizaciones para poder atender los requerimientos normativos que exijan su presencia en las mismas, sino que debe aportar los beneficios esperados en el proceso de control interno aplicados en estas.  
 
Por ello, como ya hemos tenido oportunidad de comentar en algunas otras ocasiones, uno de los aspectos que los responsables de las Unidades de Auditoría Interna deben implementar, pero también supervisar,  es el correspondiente al programa de aseguramiento y mejora de calidad de la actividad desarrolla, con el que alcanzar las expectativas de las partes interesadas en lo que se refiere al valor añadido que la actividad de auditoría interna debe generar.
 
En este sentido, el Marco Internacional para la Práctica profesional de Auditoría Interna, en su Artículo 1310  nos describe los requisitos del citado programa, separándolo en dos grandes apartados: las evaluaciones internas y las externas. Subdividiéndose ambos apartados en dos nuevas categorías; a saber:

  • Evaluaciones Internas: (i) Evaluaciones internas continuas y (ii) Evaluaciones internas periódicas. Según incidamos, respectivamente, en el  seguimiento continuo del desempeño de la actividad auditora, o en el cumplimiento de la definición de auditoría interna, el Código de ética y las Normas del Institute of Internal Auditors (IIA), realizadas ambas por personal de la propia Unidad de Auditoría Interna o, en el caso de las periódicas, por otros especialistas de dentro de la organización.
  •  Evaluaciones externas. A realizar al menos una vez cada 5 años por un equipo evaluador cualificado e independiente proveniente de fuera de la organización. Admitiéndose, no obstante, dos maneras de ejecutarlas:  1) Evaluaciones externas completas. 2) Auto-evaluación con validación externa independiente.
La diferencia entre una y otra de estas últimas alternativas radica en que, si bien en la externa completa todo el proceso de evaluación es realizado por un equipo evaluador independiente,  en la relativa a la auto-evaluación con validación externa independiente, se requiere que un evaluador, cualificado e independiente, realice una supervisión del trabajo e informe de auto-evaluación realizado por la propia organización.

Si bien en el apartado correspondiente a la evaluaciones internas, tanto continuas como periódicas, creo que la situación está perfectamente descrita en el Marco, y considero que no deben existir dificultades en su interpretación y alcance,  no estimo que suceda lo mismo con las evaluaciones externas en su versión Auto-evaluación con validación externa independiente; pues aparentemente existe una contradicción entre lo señalado literalmente por la Norma 1312, cuando señala que las evaluaciones externas deben efectuarse: por un evaluador o equipo de evaluación cualificado e independiente, proveniente de fuera de la organización, y la interpretación que se hace en esta misma Norma, admitiéndose la auto-evaluación con validación independiente.
 
La solución a esta duda entiendo que está en el significado de la preposición “con”, pues si recurrimos al Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española,  nos encontramos que su significado es el que: “Indica que una persona acompaña a otra o hace algo junto a ella”, pero también  “Indica que dos objetos o dos fenómenos van aparejados u ocurren a la vez”.
 
Atendiendo a este último significado, una evaluación externa realizada en la modalidad de Auto-evaluación con validación independiente, no contemplaría actuaciones secuenciales de primero se hace y se completa la auto-evaluación y posteriormente, días, semanas, meses,…….se iniciaría la validación independiente. Pues no estaríamos actuando de forma simultánea, es decir a la vez.
 
Atendiendo a este criterio de simultaneidad, en el Manual de Evaluaciones de Calidad emitido por el IIA, se indica que el responsable de la auto-evaluación debe coordinar con el evaluador externo independiente el número de entrevistas a mantener con los directores ejecutivos, los gerentes operativos y el personal de auditoría interna, recomendándose también que el informe final de auto-evaluación con validación independiente sea firmado por el equipo interno de evaluación y el evaluador externo independiente. Dando así muestras de la necesaria simultaneidad, o como mínimo coordinación, de las acciones de auto-evaluación y de validación.
 
Aspectos que entiendo deberán ser tenidos en consideración al decidir efectuar las evaluaciones externas periódicas, a fin de poder actuar adecuadamente sin poner en cuestión la metodología aplicada, e identificar las ventajas que pudieran aportar esta modalidad de evaluaciones, que en mi opinión no llego a entenderlas como significativas, puesto que, aparte el posible conflicto de intereses que pudiera existir entre los evaluadores internos y la función auditora, afectando a la objetividad de sus conclusiones, impediría conocer las mejores prácticas aplicadas derivadas del “benchmarking” con otras Unidades de Auditoría Interna. Todo ello sin olvidar que el ahorro de costes externos con respecto a una evaluación externa completa, se debería modular con los costes internos que las auto-evaluaciones generan.
 
En cualquier caso las auto-evaluaciones es una alternativa con la que atender los requisitos de la Norma 1312, correspondiente a las evaluaciones externas, aunque debemos señalar que poco aplicadas.